Los recursos sonoros han evolucionado desde las fuentes originales, naturales y directas del sonido (voz, música en vivo, ruidos...) hasta los soportes digitales actuales, pasando por los sonidos de carácter analógico. Dentro del "paquete tecnológico" relacionado con el audio podemos recordar grabadores y reproductores como los discos de vinilo, la casete, el CD, el DVD, el MP3, tarjetas de sonido, sintetizadores..., y, naturalmente, la radio (tomamos notas de estos trabajos, García Aretio, 1994 y 2014).
Hoy, los sistemas digitales pueden alojar, grabar y reproducir cualquier tipo de documento sonoro, y esto último, sea en formato síncrono (en directo) o asíncrono (en diferido). Ya me referí a los medios y recursos didácticos aquí. Y más allá del más escolar y académico de los recursos, por su larga historia (excepción hecha de la voz en directo), que es el texto escrito (aquí y aquí), el documento sonoro en soporte tecnológico ha venido ocupando un destacado lugar en los sistemas educativos no presenciales.
Mediante las comunicaciones síncronas o a través de grabaciones, además de la motivación que suelen generar, pueden desarrollarse habilidades expresivas, la escucha activa, la comunicación verbal, la conversación, la mejora de la dicción y del vocabulario, el goce de la música, la creación e interpretación de efectos sonoros, etc.