Escrito por Sabrina Gallego Verdi
Jefa de Redacción de la Revista de Educación (Ministerio de Educación y Formación Profesional)
Palabras clave: REVISTA DE EDUCACIÓN, investigación educativa, sesgos, metodología
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En el presente artículo abordamos la no publicación de los resultados de las investigaciones cuando éstos no corroboran las hipótesis planteadas y explicamos, además, qué es el sesgo de selección en investigación; sus causas y consecuencias.
El método científico podría definirse como método de investigación por antonomasia en el campo de las ciencias empíricas. De manera homónima encontramos cuatro tipos de metodologías de investigación en el campo de las ciencias sociales; se denominan cuantitativa, cualitativa, prospectiva y de acción-participación.
Todas las metodologías buscan estudiar un fenómeno social con la mayor precisión posible, obtener datos para poder analizarlo y comprenderlo con el fin de planificar una intervención social o programa que aborde las explicaciones a dicho fenómeno, o las posibles soluciones a posibles problemas detectados.
Los dispositivos de investigación son dispositivos de acción: dicen algo sobre la sociedad, pero también hacen algo en la sociedad (Ibáñez, 1986).
Las metodologías más directas para la obtención de resultados son las cuantitativas y cualitativas, requiriendo las de acción-participación y prospectiva más tiempo de desarrollo, debido a la cantidad de factores a tener en cuenta (el humano), a las hipótesis que se plantean, y a la medición del impacto de las mismas.
Concretamente, las investigaciones cuantitativas que realizan análisis estadístico se basan en hipótesis auxiliares para contrastar de forma empírica la hipótesis inicial (Taylor & Bogdan, 1984). Este procedimiento se denomina ¨Contraste o prueba de hipótesis¨, mediante el cual se desarrollan las demás hipótesis. Atendiendo a su origen, las mismas pueden catalogarse en dos tipos: inductivas y deductivas.
La hipótesis nula (H0) es la pregunta que queremos responder mediante la investigación, mientras que la hipótesis alternativa, se plantea como bien indica su nombre, la negación de la H0. A continuación, el equipo de investigación analiza si la muestra de datos es compatible con dicha hipótesis. En caso afirmativo, se tomará como válida la hipótesis nula (H0). Generalmente, la investigación se plantea con el objetivo de rechazar la H0. No obstante, en muchas ocasiones, no podemos rechazar la H0 pero tampoco podemos aceptarla con la muestra/datos recogidos.
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En consecuencia, la hipótesis nula conlleva ¨obligar al investigador a realizar un testeo riguroso que arroje evidencia estadística para apoyar la hipótesis principal¨ (Kerlinger & Lee, 2000). Igualmente, Salkind, agrega que la hipótesis nula es un estándar contra el cual se comparan los resultados reales de la investigación.
Para ello existe la llamada Prueba de Significancia Nula (PSHN) que nos permite decidir qué hallazgos merecen ser discutidos, evitando rechazar desde un principio los resultados de la hipótesis nula (Frías, Pascual y García, 2002). Podría resumirse que la prueba sigue un proceso similar al de la prueba de hipótesis en general. El mismo se resume a continuación:
- Identificar una relación o cambio posible.
- Formular la Hipótesis Nula (H0).
- Presentar evidencias, no hechos.
- Tomar decisiones.
- Realizar una conclusión basada en las decisiones tomadas.
En primer lugar, cabe destacar que en el campo educativo son de especial relevancia las investigaciones destinadas a diseñar acciones que promuevan la mejora de la enseñanza, no exentas, sin embargo, de la simplificación y el reduccionismo en las variables, para que los temas investigados encajen dentro de las limitaciones de la metodología experimental en ciencias sociales (Fernández Navas & Postigo Fuentes, 2023).
Dentro de este ¨reduccionismo¨ encontramos el descarte de la hipótesis nula, cuando ésta no ha sido rechazada, indicando que no hay evidencia estadística de la existencia de una relación significativa entre las variables de la investigación, lo que para muchos investigadores implica no continuar indagando acerca de otros factores que influyen en el estudio. Si bien las hipótesis son elementos fundamentales en toda investigación, normalmente las nulas son excluidas, explorando únicamente las hipótesis alternativas.
Tras la introducción a los tecnicismos necesarios y la explicación relativa a los tipos de hipótesis, nos planteamos, ¿sería importante tener en cuenta los resultados obtenidos en la investigación cuando no rechazan hipótesis nula? Al dejar atrás los resultados obtenidos en este punto, probablemente, se esté perdiendo una oportunidad de darle continuidad a la investigación y obtener conclusiones significativas para el estudio. Dicho de otra manera, los trabajos que no pueden rechazar la hipótesis nula deben explorarse más a fondo pues implican en muchas ocasiones, de hecho, el rechazo de las hipótesis alternativas, que son muchas veces las que el investigador desea demostrar. No deben verse como un fracaso en la investigación, más bien deben ser considerados como una de sus posibles consecuencias que también nos ayuda a conocer el campo estudiado.
Otra cuestión que nos podemos encontrar en investigación educativa, y que puede comprometer la calidad de los resultados, es la selección sesgada de cierta información, direccionando el contexto y los elementos del estudio hacia una hipótesis concreta que se quiera probar. Hablamos de la selección de la muestra, los sujetos, y del contexto, favorable al resultado que se presupone, o lo que es lo mismo, el sesgo de selección. Para garantizar la veracidad, rigurosidad y validez de la investigación educativa, es importante que la muestra elegida represente a la población que se quiere estudiar, empleando para esto métodos de muestreo fiables. Los criterios de selección de la muestra no pueden estar sujetos a intereses personales de los investigadores, sino que necesitan ser reflejo de la población a investigar. La distorsión generada, por no seleccionar de manera aleatoria la muestra, puede ocasionar la obtención de resultados sesgados que no reflejen con rigor el fenómeno social que se pretende estudiar.
La formación de grupos, selección y agrupamiento de participantes no responde a criterios estadísticos, sino estructurales. Es decir, a variables de composición de un grupo que pertenece a la sociedad, y no a criterios numéricos distributivos como se pretende en el uso de metodología cuantitativa (Ibáñez, 1979).
En resumen, para garantizar la calidad y confiabilidad en el proceso de investigación en el campo educativo debe tenerse en cuenta de manera adecuada la hipótesis nula y evitar el sesgo de selección, abordándolo mediante el uso de métodos de muestreo aleatorio. Es decir, cada elemento dentro de la población elegida debe tener las mismas probabilidades de ser seleccionado para la muestra de estudio, aplicando criterios de selección estructurales.
Referencias:
Fernández Navas, M., & Postigo Fuentes, A. Y. (2023). Educación basada en la evidencia. Peligros científicos y ventajas políticas. Revista de Educación, 400, 43–69. https://doi.org/10.4438/1988-592Xre-2023-400-570
Frías, M. D., Pascual, J., & García, J. F. (2002). La hipótesis nula y la significación práctica. Metodología de las Ciencias del Comportamiento, 4, 181-185.
Kerlinger, F. N., & Lee, H. B. (2000). Foundations of behavioral research. HarcourtCollege.
Taylor, S. J., & Bodgan, R. (1984). La observación participante en el campo. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. Paidós Ibérica.
Cómo citar esta entrada:
Gallego Verdi, Sabrina (2023). La hipótesis nula y el sesgo de selección en la investigación educativa. Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/13886
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Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores