Escrito por Tania Alonso-Sainz [i]
Asistente de Edición de Teoría de la Educación. Revista Interuniversitaria.
Universidad Complutense de Madrid
Palabras clave: TERI, Gran Pedagogía, modas educativas
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Es conocida la historia del filósofo Javier Gomá quien, acostumbrado a escribir a menudo artículos de divulgación y columnas de opinión en la prensa, se había propuesto no hablar de actualidad sin hablar de realidad. Argumentaba que “la actualidad es aquello que nos conmueve todos los días por lo que es noticia hoy; mientras que la realidad es aquello que permanece siendo notable durante muchísimo tiempo” (Gomá, 2020). De ahí que no sorprenda el título de su próxima publicación: Universal concreto. Desde esta convicción personal se obligaba y se obliga a hablar de los temas de actualidad más candentes desde las posibilidades que su interpretación pueda tener durante mucho tiempo. Esta preocupación recuerda a la intervención que hizo en Diálogos sobre Educación Gregorio Luri (2022) acerca de la importancia de pararnos a pensar si el ser humano es un ser de temporada o un ser de permanencias,
“(…) porque eso cambia totalmente la perspectiva. Si el ser humano es un ser de temporada, ¿para qué educar en el futuro si no sabemos cómo será? ¿Qué garantía tenemos de que dentro de veinte años se mantenga aquello que llamamos competencias y educación competencial? Si nos atrevamos a mirar el mundo tal y como nos aparece, descubriremos si hay o no permanencias y, si las hay, en ellas, se encuentra aquello que es el ser humano” (Luri, 2022, p. 186).
En este sentido, los investigadores en educación tenemos una responsabilidad con la realidad y con las permanencias si guardamos todavía una cierta vocación de interpretar y orientar –con nuestras investigaciones– la acción educativa y no solo describirla y juzgarla a partir de unos criterios sociales, políticos o económicos dados.
La deserción de esta responsabilidad es un hecho que se manifiesta de formas distintas dependiendo del tipo de investigación que se emprende; así, las investigaciones que incluyen estudios experimentales, con diseños cuantitativos o cualitativos, desertan principalmente cuando solo describen, y los estudios de teoría o filosofía de la educación desertan cuando hacen recorridos históricos recopilatorias sin una propuesta orientativa. De ahí la abundancia de producción científica en los últimos años de estudios de percepciones en los primeros y de revisiones sistemáticas en los segundos. Ahondando en los segundos, recientemente, en este Blog se denunciaba la poca producción de especulación sistemática sobre la realidad que reciben los editores de las revistas, y es que puede que nos hayamos olvidado de cómo se recorrían caminos serios argumentales ensayísticos –sólidos, lógicos, racionales, sistemáticos y fundamentados– como apuntaba en Aula Magna el profesor Gaviria Soto (2022).
Afrontar en el 2023 la responsabilidad con la realidad y con las permanencias desde la investigación educativa no es sencillo y los tiempos no son los más favorables por razones que ya expresé en otro trabajo (Alonso-Sainz, 2021) y que se resumen en tres. En primer lugar, el bombardeo de estímulos en el entorno universitario hacia temas concretos que aparentan el requerimiento de una urgente atención desde el ámbito educativo, para lo cual basta echar un vistazo a las tendencias pedagógicas de las propuestas que nos llegan al email institucional. En segundo lugar, la financiación generosa a ciertos temas de actualidad a los que hemos de prestar obligatoria atención si deseamos obtener cierta financiación, para lo cual es suficiente ver la lista de “líneas prioritarias” en los proyectos de innovación de las universidades. Y, en tercer lugar, la trampa de los apellidos de la educación (“educación para…”, “educación en…”), que muestran vaivenes de objetivos educativos, generando así una desprofesionalización pedagógica al sentir que los investigadores en educación tienen ya poco que decir sobre los fines y bienes intrínsecos del propio acto de educar sin más.
Este aire social nos empuja (a) a estar más preocupados por la actualidad que por la realidad, en la terminología de Gomá, (b) a instaurarnos en la idea de que el ser humano es un ser de temporada, no un ser de permanencias, en la gramática de Luri, y (c) a desertar de propuestas ambiciosas que orienten la acción educativa en favor de atender a las percepciones y recopilaciones sistemáticas.
En este sentido, podemos decir que desde hace años somos proclives a convertirnos en fashion victims de las agendas sociales y de las agendas de los organismos internacionales que nos indican qué debemos investigar a partir de un marco dado. El término ‘fashion victim’ o víctima de la moda fue acuñado por el diseñador Óscar de la Renta y aunque sea una metáfora con limitaciones puede ayudarnos a entender lo que sucede en la investigación educativa. Una víctima de la moda se caracteriza por (1) ser vulnerable a las modas pasajeras porque está a merced de los prejuicios sociales y (2) por ser vulnerable a los intereses comerciales de la industria. Sobre lo primero, se nos presenta como imprescindible desarrollar cierto discernimiento público (Camps, 1990) sobre los temas que realmente supongan un progreso en el desarrollo del conocimiento educativo; y sobre lo segundo, aún más difícil, persuadir a los financiadores de que los investigadores tenemos un juicio independiente sobre cuáles han de ser los retos prioritarios que deben orientar la financiación.
Fuente de la imagen: Pixabay |
Dicho esto, me gustaría finalizar con una reflexión sobre el tema del que más se está hablando y promoviendo su publicación y financiación en los últimos meses: la inteligencia artificial. Con la lengua fuera, vamos trazando nuestras investigaciones para decir algo novedoso, sorprendente y de valor (du Sautoy, 2020) que resulte creativo para este debate contemporáneo. Como la mayoría de los lectores estarán inmiscuidos en esta temática, me parece adecuado recordar la responsabilidad de seguir haciendo Gran Pedagogía, que busca la realidad, las permanencias y los ideales. Hace unos días, el grupo GIAFE se juntaba en su mensual Seminario de Lectura para pensar y discutir en torno al texto La deserción del ideal ¿dónde está hoy la gran filosofía? de Gomá (2014). En este texto, el autor explica que la Gran Filosofía ha desertado del ideal, ha renunciado a hacer propuestas de sentido que orienten la experiencia individual. Para el autor, “el ideal no describe la realidad tal y como es (…) sino cómo debería ser y señala un objetivo moral elevado a los ciudadanos que (…) despierta en quien lo contempla un deseo natural de emulación” (p. 109). Como la Filosofía, la Pedagogía no está exenta de este olvido.
Los estudios venideros de Inteligencia artificial en los que andamos todos ocupados no juzgarán tanto la inteligencia artificial como la inteligencia humana y pedagógica de quien escribe, y las investigaciones dirán si nos hemos preocupado de hacer Gran Pedagogía o si hemos desertado.
Referencias:
Alonso-Sainz, T. (2021). Educación para el desarrollo sostenible: una visión crítica desde la Pedagogía. Revista Complutense de Educación, 32(2), 249-259. http://dx.doi.org/10.5209/rced.68338
Camps, V. (1990). Virtudes públicas. Espasa Calpe.
Du Sautoy, M. (2020). Programados para crear. Cómo está aprendiendo a escribir, pintar y pensar la inteligencia artificial. Acantilado.
Luri, G. (2022). Lo que permanece en educación. Teoría De La Educación. Revista Interuniversitaria, 34(2), 177–188. https://doi.org/10.14201/teri.27573
Gaviria Soto, J.L. (2022). ¡Ensayemos los ensayos! Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/11717
Gomá, J. (2020). Si uno se escandaliza, el ideal sigue vigente. Alfa & Omega. 25 de octubre de 2020. Recuperado de: https://alfayomega.es/javier-goma-si-uno-se-escandaliza-el-ideal-esta-vigente/
Gomá, J. (2014). La deserción del ideal ¿dónde está hoy la gran filosofía? (pp. 107-115). En Razón: portería. Galaxia Gutenberg.
Cómo citar esta entrada:
Alonso-Sainz, Tania (2023). La Gran Pedagogía ante los temas de moda: ¿investigadores independientes o fashion victims?. Aula Magna 2.0. [Blog]. Recuperado de: https://cuedespyd.hypotheses.org/13988
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[i] Profesora Ayudante Doctora en el Departamento de Estudios Educativos (Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid). Doctora en Educación (UAM, 2020), Máster en Philosophy of Education (University College London, 2015) y Licenciada en Pedagogía (UCM, 2013). Miembro activo del Grupo de Investigación de Antropología y Filosofía de la Educación (GIAFE-UCM).
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Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores