La pandemia aceleró una mudanza forzosa a lo digital que expuso tanto oportunidades como brechas para jóvenes con discapacidad intelectual.
Este estudio de caso en un centro de la Comunidad de Madrid, con cuestionarios y entrevistas a familias, profesionales y usuarios, explora cómo las redes y plataformas (WhatsApp, Zoom, YouTube, Instagram) sostuvieron comunicación, continuidad educativa y sentido de pertenencia, a la vez que visibilizaron desigualdades de acceso, competencias y apoyos.
Los resultados muestran una alta frecuencia de uso, especialmente de WhatsApp y Zoom por su sencillez, audio y video, motivada por la necesidad de contacto con amistades, familia y docentes. Se perciben beneficios claros: integración social, entretenimiento informado y motivación para participar.
Pero también aparecen barreras recurrentes: limitaciones de lectoescritura, dispositivos poco accesibles, conectividad irregular, desconfianza familiar ante riesgos de privacidad y conflictos, y una “doble brecha” formativa que exigió tutoriales y acompañamiento individual.
La conclusión es nítida: hoy, inclusión digital es inclusión social y educativa. No basta con “estar en línea”; se requieren tecnologías y contenidos accesibles, mediación parental informada, competencia mediática del profesorado y protocolos de uso seguro.
Invertir en educación mediática y en diseño universal de plataformas convierte las redes sociales en palancas de equidad en contextos de emergencia y más allá.
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Cómo citar: Bonilla-del-Río, M., & Sánchez-Calero, M. L. (2022). Inclusión educativa en tiempos de COVID-19: Uso de redes sociales en personas con discapacidad intelectual. RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 25(1), 141–161. https://doi.org/10.5944/ried.25.1.30875
