1 de diciembre de 2025

El secreto detrás del éxito de los grupos que sí aprendieron en línea

Este artículo de Mesa-Rave, Gómez Marín y Arango-Vásquez ofrece una radiografía fina de lo que realmente ocurrió en la universidad cuando las aulas se trasladaron a la pantalla durante la pandemia

Lejos de limitarse a describir “clases por Zoom”, las autoras se preguntan cómo se configuraron las interacciones comunicativas y el aprendizaje colaborativo en el campus virtual de la Universidad de Medellín. Su enfoque es claramente sociopedagógico: entiende la educación mediada por tecnología como un entramado de relaciones sociales, afectivas y cognitivas, no solo como un asunto de plataformas y recursos. A partir de revisión documental, análisis de 42 entornos virtuales de aprendizaje y entrevistas a 24 docentes, el estudio reconstruye el modo en que se tejieron (o se rompieron) los vínculos entre estudiantes, profesorado, contenidos y herramientas digitales.

Uno de los aportes más sugerentes es la idea del “campus digital” como nuevo espacio social universitario. La plataforma UVirtual Académica no aparece solo como repositorio de tareas, sino como territorio donde se negocia la presencia social, la pertenencia a comunidad y el apoyo emocional en tiempos de aislamiento. 

El análisis muestra que, aunque las actividades evaluativas y el intercambio de documentos dominaron el uso de la plataforma, allí donde se desplegaron estrategias de aprendizaje colaborativo (proyectos de aula, tutorías, coevaluaciones, foros bien diseñados) las interacciones comunicativas ganaron densidad: hubo más discusión académica, más reconocimiento entre pares y más integración de las dimensiones cognitiva, social y afectiva. A la vez, las narrativas docentes revelan un mosaico de experiencias: entusiasmo en quienes ya venían experimentando con recursos digitales, ambivalencia en quienes preferían el aula física y resistencia en aquellos con menores competencias tecnológicas.

Desde una perspectiva sociológica de la educación, el trabajo deja una conclusión clara: la tecnología, por sí sola, no garantiza ni colaboración ni buena comunicación. Son las decisiones pedagógicas y las condiciones institucionales las que convierten un LMS en una red de apoyo académico y emocional, o en un simple buzón de tareas. 

El estudio subraya la importancia de diseñar intencionalmente escenarios colaborativos, sensibles a la dimensión afectiva y a los contextos de vida del estudiantado, para que la enseñanza mediada por tecnología no solo reproduzca la clase magistral en formato digital, sino que habilite comunidades de aprendizaje que amortigüen la ansiedad, redistribuyan el apoyo y fortalezcan la agencia de los estudiantes en la educación superior.

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Cómo citar: Mesa Rave, N., Gómez Marín, A., & Arango Vásquez, S. I. (2023). Escenarios colaborativos de enseñanza-aprendizaje mediados por tecnología para propiciar interacciones comunicativas en la educación superior. RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 26(2), 259–282. https://doi.org/10.5944/ried.26.2.36241