15 de junio de 2022

El editor: un animal sintiente. 18 tesis irrefutables

Dedicado a todos los editores, autores y revisores de las revistas de Aula Magna 2.0

Escrito por Fernando Gil Cantero 

Palabras clave: TERI, edición, revisores, editorial, evaluación de artículos, índices de impacto

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“Una ley acaba de establecer que los animales no son cosas ni máquinas cartesianas sino sintientes, o sea que lo sienten mucho, como nosotros. Y de ahí que tengan sus derechos y que si no sujetos sean al menos objetos morales. Esa suposición cariñosa de que la moral depende de la capacidad de sufrir y no de la intención de actuar proviene de la suplantación anglosajona del humanismo por el humanitarismo.” (Savater, 2022).

Un revisor ha nacido

Aunque muchos autores no lo crean, sobre todo, a los que se les rechaza su artículo, los editores, editoras y editores, somos animales sintientes. Y no sólo por nuestra capacidad de sufrir, que también, sino por nuestra intención de actuar moralmente bien. Valgan por ahora, en esta primera entrega, 18 argumentos irrefutables.

1. Los editores somos animales sintientes porque si bien no todos los autores y revisores son editores, todos los editores y revisores sí son autores. Sabemos lo que duele que te tiren un artículo porque, siempre, es radicalmente injusto, en todos los casos.

2. Sí: la mitad del mundo académico está evaluando a la otra mitad y ésta a aquélla. Y así continuamente y sin parar y cada vez más: artículos, acreditaciones, I+D, sexenios, proyectos de innovación, becas, tesis, exámenes, TFGs, TFMs, informes, etc. En fin, en el mismo día podemos mirar a nuestros colegas con los ojos de un gatito mimosín o con los de un killercat.

Fuente: Pixabay

3. Cuando los editores enviamos a los autores o revisores un correo en sábado, domingo, vacaciones o el 28 de diciembre no es una broma, ni un virus, ni por fastidiaros. Es verdad que somos algo workaholic -por eso te ofrecen el puesto- pero en realidad es que nos ocupamos de la revista cuando podemos y, claro, siempre se puede, cuando vosotros estáis, probablemente, descansando…

4. Tesis complementaria a la 3ª.

Cuando son los autores o revisores los que nos envían a los editores los artículos o revisiones un sábado, un domingo, en vacaciones o el 28 de diciembre tampoco es una broma, ni un virus, ni lo hacen por fastidiarnos -bueno de esto no estoy tan seguro: es que en este país buena parte de la investigación se hace los días de descanso.

5. Estimado autor, no te acuerdes de nuestras madres… te aseguro que no es el editor el que se inventa las normas APA, ni el que las cambia, precisamente, siempre, en todos los casos, entre tu primer envío y las segundas revisiones.

6. Una de esas revistas científicas americanas que sus barras de citas sobresalen del límite visual superior de la página web de JCR –qué falta de pudor– ha publicado un artículo en el que se demuestra científicamente que, como ya sabíamos todos los editores, es una ley universal equiparable a la de la gravedad que cuando ya te has hecho, después de meses, con la versión OJS 5.000, justo en ese momento, sí, justo en ese momento,  no podrás evitar que te la sustituyan por la versión 5.001. Y da los mismo si te han avisado o no: ese día ya sabes que te vas a sentir idiota, un rato por la mañana y luego ya todo el día. La sensación es, además, angustiosa: supones que todo está ahí, los técnicos informáticos te-han-jurado-por-sus-muertos que todo está ahí, que todo sigue igual… pero tú -maldita sea- NO-LO-VES, NO-VES-NADA,  no ves los artículos, las maquetaciones, las revisiones, los correos… Eso sí, los niños en casa aprenden nuevas palabrotas y cómo es un papá o una mamá hiperventilando.

7. Donde claramente el editor es un animal sintiente es cuando tiene que relacionarse con Thanos, perdón, con las bases de datos. Imagínense ustedes lo que es intentar entenderse con un algoritmo-formulario. Querido colega, ten mucho cuidado con lo que les pides pues si, por ejemplo, se te ocurre solicitar -en un perfecto inglés revisado por nativos de altura académica- que te anulen la duplicación de un artículo, en su afán de cumplir tus deseos, te pueden quitar el duplicado, el original,  y aún varios del mismo volumen y, además, con calma, el susto te lo llevas tras seis meses mínimos. O si, por ejemplo, solicitas que quiten el anuncio de un congreso como elemento contable para las citas que para más inri aparece tres veces, inexplicablemente recibes un correo ya casi al año siguiente informándote de que ya te han quitado uno. Les escribes, pues, dando las gracias pero les recuerdas que faltan por quitar los otros dos. Y ya casi al año siguiente te piden disculpas por su error y… te vuelven a añadir el primero con lo que ya tienes otra vez los tres… y ya no les escribes porque para cuando te llegue la solución, si te llega, ya no es cita contable con lo que, en efecto, te han arreglado el problema. En fin, colegas, frente a Thanos, perdón las bases de datos… virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

8. Los editores vemos revisores potenciales por todos los sitios. A mí me pasa hasta cuando abro el frigorífico. Es una tara genética. La sobrellevamos como podemos. Y los revisores lo saben, nos evitan, se cambian de pasillo, te evitan la mirada, no te llaman, no comen contigo, jamás te preguntan por la revista, se golpean los codos entre ellos: ”no le digas nada que te cae uno”. De verdad, gracias por vuestro trabajo, sois imprescindibles, os quita tiempo y no cobráis, pero no es para esconderse…, no cuesta nada decir “no puedo” y así no perjudicamos a los autores con más y más retrasos. Además, ¿no hemos quedado en la tesis 2ª que todos somos al tiempo mimosines y killers? Pues eso: si quieres que te revisen el tuyo… revisa el de los demás.

9. Otra tara es que nos cuesta entender que los artículos publicados en nuestra revista no se citen y más inexplicable aún que se citen los de las otras revistas, cuando claramente son peores. Y es que, como editor, te duele mucho que no los quieran pues son tus hijos de acogida: les empiezas a querer en cuanto te miran como el gatito mimosín, tienen sus padrinos anónimos, los has visto crecer y mejorar, les has dado tu bendición y les has puesto requeteguapos para salir al mundo. Si Joanna Wilkinson de Clarivate tiene razón y hay en la actualidad 52.400 revistas académicas con revisión de pares, entonces, mis queridos colegas de la edición, que alguien se fije en uno de nuestros hijos de acogida y lo cite… es a todas luces un milagro.

10. Y por eso cuidadín con las citas… pueden terminar siendo para nosotros el anillo de Gollum, un tesoro tan codiciado que nos haga perder la dignidad y honradez académica.

11. Tesis complementaria a la 10ª o Principio de monogamia editorial.

Cuidadín con editar más de una revista: entras en conflicto irremediablemente -recuerda que son tus hijos de acogida- y terminas haciendo los milagros.

12. Siguiendo con más anillos de Gollum: hay un momento muy peligroso entre los editores cuando se pasa de decir “me han encargado la edición de la revista“ a decir “mi revista“. Éste es el primer aviso para dejar la revista en otras manos: es la diferencia entre sacar adelante una cabecera con su línea editorial a convertirte en la línea editorial.

13. Otra ley universal de la edición de revistas científicas que, por cierto, pone a prueba definitiva a los editores exfumadores: por muy adelantado que lleves el número siguiente, con toda seguridad, hayas hecho la planificación que hayas hecho, no se sabe por qué, llegarás justito-justito a la fecha obligada de edición. Esto es así, asúmelo.

14. La tesis 13ª se ceba aún más con los editores exfumadores que tienen que sacar los números –requeteguapos– también en papel. Desde aquí nuestra admiración y cariño… sois unos encantadores locos románticos.

15. Otra ley universal irrefutable: siempre, siempre, que hagas una nueva revisión de los artículos por muy requeteguapos que estén vas a encontrar una errata y con suerte estará en la primera página y en mayúsculas. Esto es así, asúmelo. Nadie ha encontrado todavía la explicación. Y nadie ha dado nunca con ninguna excepción. No desesperes.

16. Tesis complementaria a la 15ª.

Los editores nos profesamos un amor solidario y compasivo: una vez colgado en la red el nuevo número, una vez publicado en papel, una vez difundido por redes, si detectas una errata, por Dios, calla para siempre…

17. Tesis complementaria a la 16ª y, por tanto, a la 15ª.

Entre nosotros también está mal visto hablar de nuestros índices y cuartiles pues siempre va a haber alguien que esté mejor y siempre alguien que esté peor y, sobre todo, porque obligaría a entrar en una discusión de matices entre méritos y deméritos y esto no es propio ni de caballeros ni de señoras.

18. Por último, los editores somos sin lugar a duda animales sintientes con un infinito, universal y santísimo ejercicio de la paciencia. Valgan algunos ejemplos:

– “La revista Teoría de la Educación que usted dirige se llama ¿Teoría de la Educación?”.

–  “¿Hay algún inconveniente en enviar a su revista un artículo teórico pero que no es de educación?”

– “Le envío el artículo sin terminar pues no termino de aclararme del todo. Por esta razón me gustaría recibir por parte de su prestigiosa revista unas evaluaciones previas a la evaluación definitiva para poder mejorarlo en una dirección determinada que me asegure su aceptación positiva“.

(una vez aprobado el artículo) “Les ruego añadan dos autores más en la autoría del texto pues no se metieron inicialmente por error”.

– “Gracias por contar conmigo para la revisión de un artículo, pero ¿podría por favor enviarme un certificado de evaluación antes de hacerla?“

– “He enviado este artículo a varias revistas y me lo han tirado (sic) en todas, espero que una vez hecho todos los cambios propuestos sea aprobado por fin en la suya”.

(un revisor en el apartado de informe confidencial al director) “Aunque las puntuaciones que señalo son muy positivas, considero finalmente que no es publicable” (había puesto 9/10 en todos los 10 ítems a evaluar).

– “He estado mirando la línea editorial de su revista y antes de formatear el texto con las normas de publicación me gustaría saber si lo van a aceptar o no”.

–  (un revisor) “Estimado editor, no es por narcisismo, pero escribir un artículo sobre este tema y no citarme, me impide aprobarlo irremediablemente”.

– “Perdónennos, pero les enviamos el artículo sin aplicar las normas APA de su revista pues nos corre muchísima prisa su publicación y ya si se aprueba las pondremos”.

Cómo citar esta entrada:

Gil Cantero, F. (2022). El editor: un animal sintiente. 18 tesis irrefutables. Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/10870

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Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores